lunes, 13 de septiembre de 2010

Desierto


Cae nuestro avión ardiendo en la ciudad de la noche
Caen las alas fugaces de un extraño pájaro
que ha roto el cielo bajo la línea del universo
que viaja hacia el desierto de cuerpos vacíos
bajo una tremenda niebla
bajo la esfera del no existir
bajo el desierto helado
bajo el largo camino de arena que atraviesan
los condenados
Caen las viejas hadas
que se deslizan sobre estrellas arrugadas
Caen nuestras sombras débiles y cansadas
Cae el virus de la muerte
Caen los ángeles en el olvido
que arden más allá de la gran concha invisible
Caen todos aquellos ayeres
y todos aquellos recuerdos
Cae el azul de los días
Cae el poeta de las cuatro verdades
Caen las lágrimas del océano
y lavan nuestras cabezas desiertas
y nuestras mentiras
Caen los fantasmas de las calles
que bailaban y cantaban Blues
bajo la luna celeste
bajo las tardes santas
bajo los sueños vírgenes
Caen las luces de fuego
que brillaban despiertas en sus cuevas
Caen los sonidos ciegos del viento
y las nubes tapan nuestros ojos
y los cuervos vuelan entre la lluvia

(Poema escrito en el año 1998, dedicado a mi abuelo Antonio)